lunes, 28 de febrero de 2022

La importancia y la función de una conjunción copulativa

Por  Alicia Valmaseda Merino, Coordinadora y Portavoz de ComunidadLeonesa.ES (Coordinadora de Organizaciones, Asociaciones y Colectivos.

Carta remitida a la dirección: <cuartomilenio@cuatro.com> del programa “Cuarto Milenio”

Señores:

En su programa del pasado 24 de enero y hablando del Embalse de Luna, situado en la provincia de León y del de Ribadelago, ubicado en la provincia de Zamora, se refirió el presentador, Iker Jiménez a “los mitos lacustres de la antigua Castilla”.

Y en su programa de ayer, domingo, 27 de febrero, se refirió a La Alberca y la Sierra de Béjar (de la provincia de Salamanca), Zamora (de la provincia de Zamora) y Ponferrada (de la provincia de León) como Castilla.

Si nos remitimos al Decreto-Ley de 30 de noviembre de 1833 que estableció la división regional y provincial vigente todavía hoy día, la región llamada “Reino de León” se divide en las provincias de León, Salamanca y Zamora, mientras que Castilla está divida en dos partes, llamadas “Castilla la Vieja” (formada por las provincias de Santander, Burgos, Logroño, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid y Palencia) y “Castilla la Nueva” (formada por las provincias de Madrid, Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara) con lo que queda meridianamente claro que todos los territorios mencionados son LEONESES y en ningún momento han sido castellanos.

Por otra parte, si a lo que se está refiriendo es a la actual comunidad autónoma de “Castilla Y León”, como su propio nombre indica (y deja claramente establecido el Estatuto de Autonomía) es la “moderna unión” de dos territorios “León” (formado por las tres provincias más arriba citadas) y “Castilla” (mejor diríamos parte de Castilla ya que en esta autonomía sólo están seis de las ocho provincias de Castilla la Vieja, quedando fuera Santander, Logroño y toda Castilla la Nueva).

Ambos nombres van unidos por una “y”, conjunción copulativa que, como la gramática española nos enseña, une (y diferencia) dos palabras, frases o conceptos de igual valor e importancia sin que ninguno de ellos esté supeditado al otro.

Así pues, pretender englobar la historia, hábitos, costumbres lengua e identidad leonesas dentro de Castilla es, lisa y llanamente una manipulación mentirosa e interesada, además de un grave error gramatical.

Como no nos cansaremos nunca de repetir, la pareja compuesta por “María Y José” no es lo mismo que “María José” y lo que sería aún más absurdo, en dicha pareja, nadie en su sano juicio puede pretender que José se convierta en María.

¿Cómo es posible que un periodista, cuyo oficio es la palabra, haga semejante ostentación de desconocimiento de la lengua española y se empecine en llamar Castilla a lo que lleva siendo León desde hace más de 1.100 años? ¿Cómo es posible que se trate de anular y hacer desaparecer una identidad como la leonesa, muy anterior a la castellana, y cuyo símbolo, el león rampante, ocupa uno de los cuatro cuarteles del escudo de España?

Esperamos que tomen las medidas necesarias para que no se vuelva a producir un horror semejante y que a partir de ahora llamen leonés a lo que es de León y castellano a lo que es de Castilla.

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