jueves, 14 de febrero de 2013

Dimisión

Por Felipe Ramos publicado el 01.06.2012 en Diário de León (http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/dimision_695264.html)

Más de 4.000 euros. Ese es el dinero que todos los meses se meten en el bolsillo los diputados y senadores de León. Mientras la mayoría de los leoneses se ven obligados a estirar casi hasta límites insospechados su nómina —aquellos que tiene la suerte de tenerla— para poder llegar a fin de mes, estos ilustres lucen palmito por la capital de España, con la cartera llena, su ipad y su iphone.

¿Dónde estaban ayer los senadores y diputados del PP cuando los mineros plantaban cara al Gobierno para defender el futuro de León? ¿Qué era eso tan importante que les impidió estar a su lado, en primera línea para reinvidicar, pelear y luchar por su tierra? ¿Qué excusa van a invertarse ahora?

Medio año. Eso es lo que han tardado Alfredo Prada, Eduardo Fernández, Arancha Miguélez, Juan Morano, Luis Aznar y Silvia Franco en dar la espalda a León y a sus problemas, para lanzarse a los brazos de su partido, el PP, y callar mientras un ministro canario decide mandar a la calle a 5.000 familias leonesas y la policía represora tapa la boca de los mineros a porrazos y pelotazos de goma. Perdón «postas de salva», según la ínclita delegada del Gobierno en Madrid que utiliza su twitter para arremeter contra los mineros y decir que sus consignas le causan «repugnancia».

Repugnante es ver a un gobierno que hace mucho dejó de pensar en las personas, salvo que éstas se llamen Ángela y se apelliden Merkel.

Repugnante es ver a un ministro, que como bien califica algún colega periodista nació con una hora menos, que persiste en su cerrazón de hundir las cuencas con el peregrino argumento de que «la situación es la que es».

Repugnante es que el consejero Vi- llanueva hable de Puertas Norma, dé millones y millones para Renault y Boecillo y olvide a la minería y al Parque Tecnológico.

Y más repugnante aún es ver cómo aquellos que se sientan en los sillones del Congreso y del Senado, gracias a los votos de esos a los que ahora su Gobierno quiere liquidar, no dan la cara para defenderlos, se esconden y ni se atreven a alzar la voz.

Si tuvieran vergüenza, todos estos dejarían su puesto y se marcharían a su casa, pero como no lo harán León les exige ya su DIMISIÓN.

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