Por Joaquín Cuevas Aller
En mis años jóvenes, cuando yo vivía en Madrid, tuve la suerte de conocer y tener amistad con un hombre de Zaragoza. Éramos varios amigos que teníamos la costumbre de vernos dos o tres veces por semana para charlar de todo y, de paso, tomar unos vinos. Nos conocían en los bares, pues siempre eran los mismos. Pero en una ocasión un camarero era nuevo y, al pedir los vinos, preguntó muy amablemente por cierto ¿con gaseosa? La pregunta era muy normal, pues en aquella época, mucha gente tomaba el vino con Casera. El amigo zaragozano, con gracia aragonesa le dijo «no mezcles vino con agua ni rezo con bailotadas porque de dos cosas buenas harás una y mala». El año 1983 los políticos mezclaron dos regiones buenas; León y Castilla e hicieron una y mala: Castilla y León
Desde hace varios meses, circula por Internet un correo con el contenido siguiente: una niña se presenta en una clase de primaria en Madrid el primer día de clase. La profesora dice a los alumnos: os presento a Alicia, una niña castellana, venida de León. La niña replica: no, señorita no soy castellana, soy leonesa. Dice la profesora: como vienes de Castilla—León, por eso digo que eres castellana. Mire, señorita, vengo de Castilla y León, con y, no con guión, y vengo de la parte de León. No soy castellana, soy leonesa. Dice la profesora: todos los de esa Autonomía sois castellanoleoneses. Vuelve a replicar la niña. No señorita, mi mamá me lo explicó muy bien ¿quiere que se lo cuente? Si en una cesta ponemos peras y manzanas, por muchas vueltas que se las den, no se creará una nueva fruta, peramanzana, seguirán habiendo dos frutas diferentes, peras y manzanas. Yo no quiero ser una peramanzana ¿lo entiende señorita? Niña tienes razón, voy a presentarte otra vez: aquí os presento a Alicia una niña leonesa, que viene de León.
Los políticos han hecho, por motivos nunca explicados, una mezcla de dos regiones completamente tan diferentes como la pera y la manzana, como el agua y el vino, una Autonomía con la pretensión de hacer una región nueva, una identidad nueva y lo que han hecho es un vino aguado o una peramanzana.
Es bien cierto que la Junta de Castilla y León lleva desde el año 1983 hablando de una sola región, de una sola identidad con nulo resultado. Yo reto a todos esos políticos marrulleros que juegan a historiadores, que demuestren con documentación histórica cuándo existió el Reino de Castilla y León y además con una misma identidad.
Naturalmente no lo podrán demostrar porque nunca existió. Y como nunca existió pues, qué narices, inventaron una historia nueva. Una historia que arranca de Atapuerca, hace 300.000 años, casi nada. Y ahí está el bodrio de historia, una historia donde es imposible encontrar una sola palabra cordial a León o un solo reproche a Castilla
La cuestión es que los politiqueros han creado una Autonomía a la medida deseada para conseguir sus propósitos que no son otros que favorecer a la ciudad de Valladolid a costa de lo que sea y, si de paso se perjudica a la provincia de León, mucho mejor. La gestión realizada por la Junta de Castilla y León desde el inicio es similar a la política medieval de los señores feudales. Los nuevos señores feudales son los diputados, senadores o procuradores. Hay una «pequeña» diferencia en la gestión: en la Edad Media eran los señores feudales los que elegían a sus víctimas para sangrarlas, ahora somos las víctimas los que elegimos a los políticos que nos van a sangrar.
La mayor parte de los políticos han olvidado que la política es un servicio a los ciudadanos, no es una profesión, pero ellos ejercen como profesionales y de qué manera. Por desgracia, la mayor parte de los políticos no tienen preparación alguna como gestores de los intereses de los ciudadanos, ni tampoco se les exige ni se les enseña, no hay más que oírles hablar para darse cuenta de su falta de preparación. Sólo se les exige ser fieles a las consignas de los partidos y por ello reciben fuertes remuneraciones. Los medios de comunicación dan detalles de lo que ganan esos políticos y vemos que los ingresos que cobran son muy superiores a lo que ganan la mayoría de los médicos, por ejemplo.
Desde el año 1983 León llora la desgracia de haber sido incluida en contra de la mayoría de la población leonesa en una Autonomía que no nos pertenece y que contradice a la Constitución Española. Esta Autonomía ha lanzado a la región leonesa al precipicio. El problema es ahora, cuándo sale de ese precipicio y cómo. Mientras Valladolid ríe las desgracias de León, unas desgracias que benefician a Valladolid. Esto es algo que todo el mundo sabe y reconoce como verídico. Podríamos decir que las desgracias de León son las risas de Valladolid.
León llora los veintiocho años más tristes y desgraciados de los casi 2.000 años de su historia. Fuera de la década deplorable de la época de Almanzor en el siglo X, estos 28 años han sido los años más nefastos que ha vivido con resultados negativos en todos los conceptos. El año 1983 comenzó la historia negra de León donde todo ha sido ruinoso, alcanzando records negativos en todos los campos, especialmente en el importantísimo campo de la propia identidad. Mientras, en esos mismos 28 años Valladolid ríe los años más prósperos de sus 900 años de historia, alcanzando los niveles de riqueza más altos entre todas las provincias españolas. Valladolid lo tiene todo menos la razón. Esto es el resultado de «fabricar» una Autonomía a la medida de la provincia pucelana, una Autonomía que hace llorar a León y reír a Valladolid, así de sencillo.
Soy vallisoletana y nunca me reiría de León. Me gusta tu pagína muestra la verdadera historia de estos dos Reinos.Pero pienso que la lucha sería más eficaz partiendo de la unión .Dicen divide y vencerás, y es verdad.¿No habeis pensado nunca en unir para poder dividir? Con un partido"unico" representando a los dos pueblos en las generales sacaríamos más que enfrentandonos unos contra otros. es un sueño pero podría ser una realidad. Está fenomeno tu block felicitaciones.
ResponderEliminarUnir para poder dividir es buena idea pero debiera traducirse en tirar cada uno para un lado, los castellanos hacia el este y los leoneses hacia el oeste para que este engendro, mal parido y peor cosido, se rompa de una buena vez, sin embargo, crear un partido político "castellano y leones" para ese fin, solo contribuiría a dar más "legitimidad" al engendro.
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