Por Joaquín Cuevas Aller
Las encuestas sobre los políticos son, en general, muy negativas hasta el punto de estar considerados como uno de los mayores problemas de España. Seguramente no todos los políticos son iguales, pero lo parecen. El pasado 8 de julio el Diario de León publicó un artículo de sumo interés referente a los nacimientos y muertes de las nueve provincias de la Comunidad de Castilla y León. Los datos referentes a la provincia de León son muy preocupantes: 3.430 nacimientos y 5.730 muertos, es decir 2.300 muertos más que nacimientos. Viendo los datos completos, comprobamos que todas las provincias arrojan cifras negativas, más muertos que nacimientos, excepto una provincia donde los nacimientos superan a los muertos: Valladolid. Es una prueba evidente de que esta Autonomía no es más que una falacia política para beneficiar a una única provincia.
Los políticos saben muy bien que la provincia leonesa lleva perdiendo población desde su integración forzosa en la Autonomía con Castilla, mientras la provincia de Valladolid la está ganando en los mismos años. Los políticos saben que la pérdida de población está ocasionando un problema de envejecimiento de la población leonesa, causa de que haya más muertes que nacimientos.
Por si estos datos no fueran suficientes, unos nuevos datos publicados en este mismo Diario de León el pasado 15 de julio nos dicen que el campo leonés ha perdido el 65% de las explotaciones agrarias y el 70% de las explotaciones ganaderas. Y la guinda del pastel la publicaba también este mismo periódico en su portada el día 24 de julio, diciendo que 20.000 leoneses, casi todos menores de 44 años, se han ido de la provincia en los últimos quince meses para poder trabajar. Para mandar a todos los que gestionan esta Comunidad a plantar nabos.
Los políticos saben muy bien que la provincia leonesa camina irremediablemente hacia la ruina total en todos los campos, tanto económicos como humanos. Que los políticos conocen muy bien estos problemas lo demuestra que en todas las campañas electorales dicen que van a resolver los problemas de despoblación y envejecimiento a base de crear puestos de trabajo. Que los políticos mienten lo demuestra cuando nunca dicen cómo los van a crear. La solución la conocería hasta un gestor mediocre de la empresa privada. La provincia de León es potencialmente una de las más ricas en agricultura, ganadería y minería de toda España. Por consiguiente, se hace imprescindible ayudar, proteger y potenciar esos tres campos de la economía así como la creación de una industria básica para manufacturar los recursos producidos en esos campos. Si la situación de la economía leonesa es grave, más grave es aún la situación humana, ya que más de 280.000 leoneses viven obligados fuera de esta provincia para poder comer. Con estos datos, decir que la política está al servicio de los ciudadanos es una ironía.
Los datos objetivos son esclarecedores. Cuando ves además que los recursos económicos agrícolas y ganaderos producen sus plusvalías fuera de la provincia, es evidente que se está haciendo una mala gestión. Cuando ves que año tras año, más del 50% de los recursos monetarios leoneses se invierten fuera de la provincia, es evidente que se está haciendo una mala gestión Cuando ves que se está abandonando la producción de recursos básicos como el lúpulo, la remolacha o la leche que la provincia de León produce en cantidad y calidad comparable a los mejores de España y de Europa, es evidente que se está haciendo una mala gestión.
Cuando una empresa privada es mal gestionada, los dirigentes son expulsados y, en ocasiones, hasta procesados judicialmente. Sin embargo cuando un Ayuntamiento, una Autonomía o el Gobierno Nacional gestionan mal, la culpa es del lucero del alba. La Junta de Castilla y León ha creado un grave, gravísimo problema en León donde no lo había. Algunas comarcas de la provincia de León están tan desangradas que creo no habrá sangre suficiente para la transfusión. ¿Quién es el culpable de que la provincia y la región leonesa estén mal gestionadas? Evidentemente el gestor, que ha convertido la autonomía en una falacia política.
Lo peor no es la mala gestión de los políticos, lo peor es la voluntad clara de hacerlo mal. El pasado dos de julio publicó este mismo Diario en esta sección un artículo mío que hacía referencia a un libro editado por la Fundación Villalar y subvencionado por la Junta. En ese artículo pude demostrar que la Junta está intentando hacer desaparecer a León y su Historia. Como complemento a lo que escribí entonces, quiero añadir una cosa más. Decía que ese libro lo está distribuyendo la Junta por todos los centros de enseñanza en las nueve provincias. Hoy añado que si un niño leonés lee ese libro se avergonzará de ser leonés, querrá ser castellano. Y todavía más, si ese libro lo lee un niño castellano de Soria o de Burgos, se preguntará que qué hacen los castellanos con los leoneses, que nos dejen solos, que los leoneses somos unos niñatos, inútiles, vagos, vividores, chulescos y además nos quejamos de todo y por eso, nos va todo tan mal.
Lo que está haciendo la Junta con León es exactamente lo que dejó escrito Don Julio Caro Baroja: «Para liquidar a los pueblos se comienza por despojarles de su memoria, se destruye su cultura y alguien escribe otros libros y les inventa otra historia (exactamente lo que está haciendo la Junta) luego el pueblo empieza a olvidar lo que era y lo que es». La solución a este gravísimo problema está en nuestras manos; basta con seguir una enseñanza de San Francisco de Asís: «Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible».
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