sábado, 9 de abril de 2011

La Galliguera dice NO al Pantano de Biscarrués

Aunque éste no es un "rugido" leonés sino aragonés, creemos que tiene perfecta cabida en nuestra página de opinión debido que la situación que se está viviendo en estos momentos en el Alto Aragón tiene mucho que ver con las situaciones vividas en el pasado en el País Leonés y que, en algún caso como el de Omaña siguen periódicamente asomando en el horizonte y amenazando, cual Espada de Damocles, al futuro de nuestras comarcas.

El artículo publicado en Diagonal Aragón es el siguiente:
http://www.diagonalperiodico.net/aragon/La-Galliguera-dice-no-al-pantano.html

ANTE LA MANIFESTACIÓN DE REGANTES DEL ALTO ARAGÓN

La Galliguera dice no al pantano de Biscarrués

Frente a la convocatoria de una manifestación de los regantes de Riegos del Alto Aragón el sábado 9 de abril, la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos y COAGRET exigen la paralización del proyecto de construcción del embalse de Biscarrués que inundaría parajes únicos y destruiría miles de puestos de trabajo.

Por Maribel Martínez

Andan estos días revolucionados y aventaos los regantes de Riegos del Alto Aragón. Tienen convocada una manifestación para el día 9 de abril, reclamando la construcción inmediata del embalse de Biscarrues. Como parece que dinero no les falta, han echado el resto en anuncios a media página en los diarios aragoneses, difundiendo la convocatoria y exigiendo agua para Aragón.




El futuro de La Galliguera con el pantano de Biscarrués.
Dibujo cortesía de Carlos Azagra

Por dinero que no quede, se habrán dicho. Que todos sepan que queremos más agua. Que no hay bastante para tantas y tantas hectáreas en explotación y aquellas otras que, no tardando mucho, se pondrán en marcha. Y, como medida de presión, anuncian que suspenden la campaña de riego dos días, los próximos viernes y sábado, coincidiendo con la manifestación. No solo no van a soltar agua, sino que además avisan de que se ha comunicado a todas las comunidades ordinarias la necesidad de que no suministren agua desde las balsas de riego de su propiedad, propiciando de esta manera que el paro sea mucho más efectivo. Ya saben, yo no suelto agua, y cuidadito con tener la más mínima tentación de hacerlo tú.

¿Qué piensan conseguir con esta pírrica y ridícula medida? Al ciudadano de a pie poco le importa y menos le afecta que los regantes dejen de soltar agua dos días. Puede que a los cultivos, en esta época del año ni les vaya ni les venga. No hace tanto calor y bien pueden resistir un par de días sin el preciado elemento. En situaciones mucho más difíciles se han visto y con mucha más sequía, así que dos días a dieta hidrológica no creo que les vayan a suponer mucho estropicio.

Se quejan los regantes, eternos demandantes de agua, de que Biscarrués es imprescindible. Que sin su construcción no van a poder seguir adelante. Además, enfatizan que su construción evitará y regulará las avenidas en el río Gállego. Un peligro de sobras regulado con las numerosas presas y pantanos que lo jalonan. Una se pregunta cómo es posible que sigan erre que erre con las mismas milongas, porque la verdad es que ya cansan. Cansan sus demandas ad infinitum de agua, su siempre ir a más en la puesta en explotación de terrenos. Si siguen así, terminarán plantando en la plaza del Pilar.

Preocupan y escandalizan sus presiones -tienen un lobby dedicado en cuerpo y alma a ello- a ministros, presidentes de comunidades autónomas, alcaldes y periodistas varios. Pero, sobre todo, cansa verlos siempre presentándose como sufridos perdedores, poniéndose los primeros a la hora de la queja. Tan enfervorizados están con sus demandas que han perdido la perspectiva de lo que realmente supondrá la construcción del embalse. Dan la impresión -al menos eso parece- de que no ven más allá de sus exigencias, y lo que les pueda pasar a los otros, los afectados, los que de verdad van a sufrir con la construcción de Biscarrués, esos, pues oiga, ¡que se aguanten!, que son daños colaterales en una guerra por el agua, en la que hay intereses que van mucho más allá de la agricultura y los «sufridos regantes».

Y saldrán el próximo sábado a la calle, y serán muchos, no lo dudo. Hay dinero para autobuses y gente dispuesta a pasar el día en Zaragoza. Llenarán nuestras calles, nos contarán lo mal que está la cosa de la agricultura, de la necesidad de huir hacia adelante, construyendo embalses como en la peor época franquista y exigiendo más hectáreas en explotación. Se les llenará la boca a sus representantes pidiendo el oro y el moro, y tachando a todo el que discrepe de insolidario y boinarroscas. Luego volverán a sus explotaciones, a echar agua al campo, a seguir como todo los días.


La campana de Erés también dice no al pantano de Biscarrués
Imagen: COAGRET

Unas consecuencias que no preocupan a los regantes

Es más que evidente que la construcción del embalse de Biscarrués y las consecuencias de las obras para los habitantes de la zona no les inquietan lo más mínimo. Dudo mucho que ni siquiera se hayan planteado si realmente es necesaria su construcción. Parten de la premisa de que a más hectáreas en explotación, más agua, cuando en realidad lo que deberían plantearse es si deben ampliarse las hectáreas por explotar, a qué se dedican y si el sistema de riego es el adecuado. En algún momento habrá que decirles que ya basta, que no hay ni dinero ni agua para tanta tierra como quieren plantar.

Tan ciegos andan que ni por un momento han pensado en las consecuencias. Y, mucho menos, en la gente de la zona que verá desaparecer su tierra, sus negocios y su casa. Esos, los olvidados, son los que van a pagar los platos rotos de la construcción de Biscarrués. Ellos verán cómo desaparecen bajo las aguas del pantano los puentes de Santolaria y Murillo. Los vecinos de Erés, como habitantes irreductibles de una aldea gala, quedarán rodeados, pero no de romanos, sino de agua. Los empresarios y trabajadores de las empresas de turismo y aguas bravas de Murillo verán desaparecer un 30% del negocio, ya que, de realizarse el embalse, se inundará todo el tramo entre Murillo de Gállego y Santolaria, así como el tramo final entre Carcavilla y Murillo. Pero no solo afectará a las empresas de aguas bravas, también a hoteles, restaurantes, campings, casas rurales,... Y, en un nuevo daño colateral, a quienes les surten, trabajan y viven de estas industrias: fontaneros, panaderos, albañiles, comercios, etc.

Y sigo con las nefastas consecuencias. Se reclama la construcción de un pantano que va a beneficiar a unos pocos y que, sin embargo, pagaremos todos. Y ¿a qué precio? Según COAGRET y la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos, si se añade al precio del agua los costes reales del embalse (con el desvío presupuestario proyectado y las afecciones a las aguas bravas), el precio quedaría en 0’23 €/m3, algo inviable para los regantes. En el proyecto se plantea que el regante pague 0.168 €/m3, cuando en la actualidad nunca paga más de 0’02 €/m3.

Una verdadera locura, un empeño político que a toda costa parecen empeñados en aprobar ya. Una insensatez que en época de crisis avergüenza que los partidos políticos de Aragón apoyen.

Mientras los regantes convocan a sus asociados a manifestarse, los afectados piden cordura y diálogo al Ministerio y a los políticos. Es una lucha desigual que enfrenta al poder contra una parte de los aragoneses, los afectados, quienes, pertrechados de mucha razón y más argumentos, se niegan a que se construyan más pantanos. Frente a tanto poderío, esos afectados, con una dignidad enorme, defienden su tierra, sus casas y un concepto diferente de lo que es vivir en el territorio.

No están solos, otros que antes que ellos han sufrido en carne propia el mismo mal, les apoyan. La Plataforma Jalón Vivo, la Asociación Río Aragón, APUDEPA, Ecologistas en Acción, la Fundación Nueva Cultura del Agua o los afectados por la construcción de Jánovas caminan a su lado.

¡No al pantano de Biscarrués!


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