Por José Ramón Bajo, director de Gente en León, publicado el 25.09.2020
TRES noticias me han llamado la atención especialmente esta semana. Dos negativas, León perderá población de forma alarmante y en 2035 bajará de los 400.000 habitantes, y la falta de atención sanitaria en los pueblos con una nueva protesta para el 3 de octubre #YO PARO POR MI PUEBLO. La positiva es la apuesta de la Diputación de León por poner en valor las ruinas de Lancia con inversiones iniciales de unos 250.000 euros después de décadas de olvido.
Soy de los que cree que la configuración de la España Autonómica al comienzo de los años ochenta del pasado siglo ‘hirió de muerte’ a una provincia tan rica, variada y de un inmenso pasado cultural e histórico como León. Solos, con Zamora y Salamanca, e incluso con Asturias habríamos estado mucho mejor que en una macrorregión de nueve provincias dispares donde desde los inicios se fortaleció el centralismo de Valladolid, que es la que crece a costa de todas las demás y especialmente de León, al tomarse las decisiones del reparto de la ‘pasta’ y las inversiones.
Que un Reino de León que tuvo una veintena de Reyes, que es la Cuna del Parlamentarismo, que puso en marcha los Fueros hace más de mil años, que es ‘Tierra de Libertad’,... no tenga derecho a ser una comunidad autónoma adaptada a los tiempos actuales, es un error histórico y ha hecho muchísimo daño a León.
Andamos ahora por los 460.000 habitantes, unos cien mil menos que en los años setenta y ochenta, y lo grave es que en 2035 -apenas dentro de 15 años- sólo quedaremos -o quedarán- 398.000. Es decir, se perderán más de 4.000 leoneses al año.
Hay que revertir la situación poniendo a funcionar León. De ahí la importancia de rescatar proyectos como Lancia, de llevar Internet a todos los pueblos, de potenciar la producción y el consumo de los Productos de León y de llenar de empresas tanto suelo industrial. Esa es la tarea de un ‘gobierno’ provincial pegado a la tierra que apuesta y lucha por dar futuro a la provincia. El otro ‘gobierno’, el autonómico, nos tiene dejados de la mano de Dios y no sólo no invierte lo necesario sino que ‘obliga’ a los ayuntamientos a fi nanciar ‘competencias impropias’ como los colegios, los consultorios rurales, etc.
León está en una situación logística envidiable, hay suelo industrial hasta para regalar, patrimonio y naturaleza que ‘vender’ y proyectos aparcados que hay que poner en marcha para hacer funcionar a León: Ciudad del Mayor, Palacio de Congresos, San Marcos, Incibe, regadíos, Ciuden, Torneros, ‘El Emperador’, Feve, AVE, Parque Tecnológico, Villadangos,... Pero aquí todo se atasca, se eterniza, y cuando algo fl uye, como el agua de Riaño, termina también en Valladolid...
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