martes, 30 de agosto de 2016

¿De qué coños presumís?

Por Luis Miguel de Dios (publicado en la sección "Buena jera" de La Opinión de Zamora del 28.12.2014)

La pérdida de población debería avergonzarnos a todos, especialmente a los que mandan

Perdón por el exabrupto del titular. No soy dado a los tacos y menos en los escritos, pero los datos de población de esta provincia, y de esta región, suelen sacar lo peor de mí mismo y me mueven a la indignación, a la rabia, al cabreo, a la desesperación, sobre todo cuando los comparo con las declaraciones triunfalistas, rimbombantes y autocomplacientes de quienes nos mandan desde la noche de los tiempos. ¿De qué presume la derecha en Zamora?, ¿qué logros puede exhibir si esto va camino de convertirse en un desierto habitado solo por ancianos?, ¿cómo se le ocurre sacar pecho visto el panorama, trágico, demoledor, que presenta cada padrón?, ¿nadie va a entonar el mea culpa o, al menos, reconocer públicamente fallos, errores, desatención, olvidos, marginaciones?

No es fácil escribir sobre este drama cuando sangra el alma al comprobar, un año más, que Zamora pierde gente y, con ella, vida, energía, futuro, ansias de porvenir, ilusión, esperanza. Por eso, esta vez prefiero prescindir de mesuras, edulcorantes, sordinas y metáforas para ir, con toda la crudeza del lenguaje, al grano: ¿qué está pasando aquí?, ¿qué se puede hacer?, ¿quién puede y debe hacerlo?, ¿quién está únicamente interesado en mantener poder, sillones, prebendas y mamandurrias aunque la provincia se hunda en el mayor de los abismos?, ¿cuánto tiempo llevan gobernando aquí los mismos de siempre, los que ahora nos dicen que viene la recuperación, mientras Zamora comienza ya a no ser, a convertirse en un fantasma, en una irrealidad, en algo virtual con más ayer que mañana, con más pasado que expectativas?

Somos 2.838 menos que hace un año. La provincia ya no alcanza ni los 185.500 habitantes. Dividan esa cantidad entre los más de 10.000 kilómetros cuadrados de superficie y les dará una densidad de apenas 18 personas por kilometro cuadrado, cifra que bordea la desertización y que caería del todo en ella si prescindimos de los habitantes de la capital, Benavente y Toro y hacemos las cuentas con el resto de la población. Saldrían unos 9 habitantes por kilómetro cuadrado, poco más que Laponia o el Sáhara. Sin tantos cálculos, para entendernos, todos los residentes hoy en Zamora caben entre el Bernabéu y el Camp Nou. ¿Qué les parece? Y nuestros gerifaltes preparando una campaña electoral en la que presentarán éxitos y más éxitos, dirán que gracias a ellos esto va que pita y pedirán el voto para seguir igual. ¿Igual? O sea, para continuar perdiendo población, riqueza, futuro. Pero, ¿qué bromita es esta?, ¿por qué la compramos?

El último padrón es aún más duro que los anteriores. No solo pierde población la provincia en general, sino que caen sus principales núcleos. Zamora capital pierde 563 habitantes; Benavente, 258; Toro, 116, Fuentesaúco, 68, Fermoselle, 19; Puebla de Sanabria, 18; Alcañices, 53. Es decir, ni siquiera las localidades que concentran servicios (lo único que nos va quedando) aguantan el bajón. Mientras tanto, uno asiste perplejo y anonadado a espectáculos como el de la cantera de diorita de Mellanes, que tiene que arrancar con un grupo electrógeno porque ni Red Eléctrica Española dispone de líneas ni Iberdrola de potencia para mover la maquinaria. ¿Se imaginan algo similar en el País Vasco, en Cataluña o en Madrid?, ¿dónde habrían puesto el grito las respectivas autoridades? Aquí no hemos oído decir ni chus ni mus ni bicicleta.

Y ahí tienen a los de Barcial del Barco manifestándose por la construcción de una biorrefinería multifuncional porque a estas alturas, y llevamos años así, no se sabe ni qué pasa ni por qué no se hace. Y a una empresa se le ocurre gastarse un dineral en un barco anticontaminante en el Lago de Sanabria y acaba en los tribunales porque, en el uso de sus derechos, denuncia que las depuradoras no funcionan. Si se hubiera callado, tal vez ahora tendría alfombra roja. Y qué me dicen de la iglesia visigoda de San Pedro de la Nave, que, tras una inversión millonaria, no se puede visitar estos días, cuando más potenciales turistas hay, porque no está inaugurada oficialmente. ¿Y por qué no lo está? Porque no coinciden las agendas de autoridades, directivos de Iberdrola, etc. Para llorar.

Son solo algunos ejemplos de la sinrazón que persigue a esta tierra. Parece como si en vez de facilitar las cosas, los barandas se dedicaran a poner zancadillas y a anteponer sus fotos, presencia y propaganda a los intereses generales. Para después, claro, presumir. Y volvemos, como en el eterno retorno, al inicio de estos párrafos: para presumir ¿de qué? O sea, cuando se pierde gente, cuando nos quedamos solos, ¿de qué coños presumís? Explicadlo alto y despacio a ver si lo entendemos....

Llevamos años diciendo que hasta que Zamora no salga de Castilla y León seguirá perdiendo población, trabajo, importancia...

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