De museos, Patrimonio y Economía

Por Cristina Marín Chaves (*) geóloga colegiada, especializada en petrología aplicada a restauración y técnica en didáctica del Patrimonio. Miembro de la Asociación Cultural Civitas Lancia, para la defensa del patrimonio arqueológico leonés

No parece una coincidencia que justo el día de los museos, Promonumenta, activísima asociación en defensa del Patrimonio, organice una marcha reivindicativa de Legio al Vicus Ad Legionem por su conservación y musealización. Y tampoco parece una coincidencia que justo dos días antes de esta marcha se haya comenzado el tapado de los restos, cuyo punto final pretenden que sea su asfaltado y posterior conversión en un vial. Y vaya por delante que no me opongo al tapado tal y como se ha llevado a cabo hasta el momento, con geotextil y arena, que ya lo podían haber hecho hace un par de años y tendríamos un poco más de yacimiento. Que los restos han llegado hasta nuestros días porque ha estado enterrado todos estos años es tan obvio como que volverlo a tapar con un vial por encima es olvidar la Historia bajo ruedas y suelas y perder una oportunidad de oro de desarrollo económico.

Porque, seamos claros, un vial puede desviarse. Un yacimiento no. Está ahí y además desde hace mucho tiempo, mucho más del que las “cabezas pensantes” estarán en sus puestos políticos. Pero además un yacimiento conservado y musealizado es una fuente de riqueza para el barrio de Puente Castro y para la ciudad de León. Una industria puede deslocalizarse -que se lo digan a las gentes de Ateca en Zaragoza donde pretenden cerrar la más que centenaria fábrica de los huesitos para hacerlos en Polonia- o acabar, qué hablar de las minas. El Patrimonio, en cambio, no. Está ahí y genera riqueza y puestos de trabajo.

Pongamos un ejemplo: Desde que se inauguró la Catedral de Tarazona ha habido, en palabras de su alcalde, un aumento del 100% en las visitas a la oficina de turismo de Tarazona. La restauración y reapertura de la catedral ha supuesto un tirón para el desarrollo económico de la zona: El turista que se desplaza hasta la ciudad para ver el templo, de paso visita su casco histórico, come, puede que compre, tal vez haga noche y continúe al día siguiente su recorrido por la comarca, y se vuelva a casa cargado de fotos, recuerdos, aceite y otros productos agroalimentarios de calidad. En definitiva, está consumiendo en la zona, en pagar una visita guiada, una –o varias- comidas, un alojamiento, unos productos típicos, etc. Todo ello genera puestos de trabajo o, cuando menos, los mantiene.

Es un concepto básico la diferencia entre gasto e inversión. Queda claro que cualquier euro destinado a la recuperación del Patrimonio no es un gasto sino una inversión cuyos beneficios revierten fundamentalmente en el entorno más inmediato. Y ése es un valor añadido a la riqueza generado por el Patrimonio, la fijación de la población en el territorio.

No vale ampararse en la excusa de la crisis y los recortes para no invertir en la recuperación y musealización de Ad Legionem, los beneficios son muchos. Los problemas de presupuesto se pueden solventar con las palabras “innovación” e “imaginación” innovando a la hora de conseguir vías de financiación y de colaboración, e imaginación a la hora de gestionar, buscando alternativas a los estándares obsoletos. Tampoco vale la excusa de la construcción del vial. ¿Por qué la misma comisión que paraliza una autovía no desvía una calle por el mismo motivo?

Hay muchas orejeras que quitar para que podamos ver los 360 grados de la Historia: lo que supone por ser nuestro pasado y lo que puede suponer como futuro.

(*) Desarrolla su labor profesional en CMC petrología. Lleva casi veinte años desarrollando su actividad profesional en el campo de la restauración, conservación y puesta en valor de monumentos y restos arqueológicos, destacando la colaboración en la restauración de la Catedral de Tarazona e intervención en diferentes yacimientos arqueológicos, como la muralla de Zaragoza, la Villa romana del Romeral de Albesa (Lérida) o Segóbriga (Cuenca).