Por David Díez Llamas, Sociólogo
Vamos a ver si entiendo lo que nos proponen. Por un lado nos dicen, los recursos públicos los destinamos a que el aeropuerto de Valladolid adquiera relevancia y tenga el mayor número de servicios posibles. Claro, pero como tenemos poco dinero, tenemos que quitarlo a otros aeropuertos y concentrar esas ayudas en el de la «capital autonómica» (real aunque no se muy bien si oficial).
Vale, pero ni aún con eso conseguimos que el citado aeropuerto funcione. Necesitamos que se nutra de los viajeros de otras provincias para que lo alimenten con sus viajes. Entonces se suprimen vuelos en otros aeropuertos para que esos viajeros se tengan que desplazar a Valladolid.
Ocurre entonces que los viajeros leoneses se ven obligados a sustentar ese aeropuerto por una doble vía, por un lado con sus impuestos y por otra con los viajes que tengan que hacer desde ese aeropuerto. Claro a alguno hasta le parece un poco raro que con su dinero se le quiten servicios y se le haga desplazar bastantes
kilómetros para coger vuelos que antes podían coger mucho más cerca. Es decir su dinero no sólo no sirve para mejorar sus condiciones de vida sino para perjudicarla. Claro, hasta hemos encontrado ciudadanos que esto no les gusta.
Alguno podría decir bueno, es que por razones técnicas es mejor utilizar el aeropuerto de Valladolid. Ya, pero es que resulta que el mismo se sitúa en una población que se llama Villanubla y cuando vas por la carretera tienes que dar un super rodeo que para más quisieran muchos norteamericanos con los suyos. Dices, pues por lo menos el nuestro se encomienda a la Virgen del Camino. No sé, yo creo que puestos a elegir entre la «nubla» y «la Virgen» la cosa no tiene color.
Sin embargo no acaba ahí la cosa. Dinero, viajeros... ¿No tienen suficiente? Pues no. Ahora van y nos dicen que claro sostener este estado de las autonomías es muy costoso y que el déficit del Estado viene en buena medida causado por está organización ineficiente. Oiga y que eso lo dice el partido que gobierna, que es mismo que lo hace en la autonomía de Castilla y León. Claro cuando uno ve el edificio de la Junta en las Eras, puede pensar que sí, que efectivamente eso debe
costar mucho levantarlo y mantenerlo.
Como no hay dinero hay que elegir entre mantener está estructura autonómica o recortar diferentes servicios, incluso aquellos que pudieran considerarse que tienen un carácter básico como educación o sanidad.
Entonces el ciudadanos leonés que paga con sus impuestos el aeropuerto de Valladolid, que luego le quieren obligar a coger vuelos en Villanubla y que después de todo eso ve recortados sus servicios básicos para mantener ese artificio autonómico se pregunta ¿Para qué Castilla y León? Si además comprueban que este montaje fue algo que se hizo sin contar con los leoneses y que carece del respaldo de la propia Diputación Provincial (por 20 votos a 4), pues hasta se puede llegar a
oponer a este montaje. Le da ya igual que le llamen provinciano, insolidario o zarandajas varias.
Incluso podemos encontrar ciudadanos democráticamente enfadados. Llegados a este punto pueden demandar «cerrar el kiosco» y que sus impuestos sirvan para mejorar sus condiciones de vida pero no para degradarla o para sostener «castillos en el aire». Y que quieren que les diga, pero a mi me parece muy razonable ese modo de pensar.
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