Desde algunos sectores se trata de justificar la actual comunidad autónoma de Castilla y León bajo el regionalismo castellanoleonés o "regionalismo sano" de principios del S. XIX, para hacer frente a los nacionalismos. Si esas eran las razones en ningún caso se debería haber formado una preautonomía compartida, a la par que se debería haber utilizado la vía del artículo 144 c) de la Constitución Española (en adelante CE) “Las Cortes Generales, mediante Ley Orgánica, podrán, por motivos de interés nacional: (...) c. Sustituir la iniciativa de las Corporaciones locales a que se refiere el apartado 2 del artículo 143”, (casos de Segovia y de Madrid), vía jurídicamente mucho más deseable y justa que la utilizada; en cualquier caso el resultado continuaría resultando criticable. Mención aparte merecerían los casos de Logroño y Santander para entender cuáles fueron los motivos que permitieron su segregación de la preautonomía frente a los supuestos argumentos “sanorregionalistas” que supuestamente fundamentan para algunos esta circunscripción autonómica.
Entre otros requisitos, fuera de lo que es el artículo 144 c) CE, para formar una comunidad autónoma debía darse cumplimiento al artículo 143. 2 CE “2. La iniciativa del proceso Autonómico corresponde a todas las Diputaciones interesadas o al órgano interinsular correspondiente y a las dos terceras partes de los municipios cuya población represente, al menos, la mayoría del censo electoral de cada provincia o isla. Estos requisitos deberán ser cumplidos en el plazo de seis meses desde el primer acuerdo adoptado al respecto por alguna de las Corporaciones locales interesadas”. En el caso de la provincia de León lo que se produjo fue un fraude de ley en toda regla por la vía ordinaria del mencionado artículo 143.2 CE, no se elevaron a público los acuerdos de los ayuntamientos ya que como es bien conocido en la provincia de León, en un 80% votaron negativamente a su inclusión en la Comunidad, lo que provocó la posterior visita de D. Gregorio Peces Barba (que había sido elegido Diputado por Valladolid y uno de los “siete padres de la Constitución” entre otro amplio abanico de méritos) y el entonces presidente provincial de UCD (que luego se convertiría en Ministro de Administración Territorial) D. Rodolfo Martín Villa para “recomendar” a los alcaldes y concejales de la provincia en la reunión que mantuvieron en la Escuela de Ingeniería Técnica Agrícola, el voto favorable a la integración de la provincia en el ente “castellano-leonés” (es como se denominaba entonces, por lo que se aprecia la falta de la conjunción copulativa “y”). Dichos acuerdos municipales se adoptan con numerosas imprecisiones en actas, que más bien parecen encubrir disidencias, entre otras, las de concejales que decidieron no ir a votar, tales como omisión del número de asistentes, nombres de los votantes, forma del voto e incluso los preceptivos quórum de 2/3. También es conocida la falta de preaviso de 48 horas y la repetición de votaciones hasta conseguir el resultado deseado.
Los argumentos esgrimidos de “razones de estado” así como de “reforzar el poder concéntrico del estado” no debían ser muy sostenibles ya entonces porque si no hubiera sido mucho más coherente y justo haber recurrido a la vía del artículo 144 CE de lo que es fácilmente deducible que más que razones de estado eran razones de partido y seguramente en algún caso personales, por ello en lugar de acudirse a la vía del artículo 144 CE se prefirió acudir a la del artículo 143.2 en fraude de Ley. De hecho nunca nos han explicado exactamente dichas "razones de estado" ni el “reforzamiento del poder concéntrico del estado”.
Como prueba del desmán tenemos las propias declaraciones de D. Rodolfo Martín Villa que preguntado en rueda de prensa en 1979 sobre la conveniencia para su partido de la inclusión de la provincia en “Castilla-León” responde: “la autonomía de León para UCD, no es, ni lo será nunca, una cuestión de partido sino una cuestión leonesa. Precisamente cualquier conexión con provincias o regiones vecinas favorecería UCD como partido: en Asturias la incorporación de nuestra provincia en el ente autonómico supondría obtener la mayoría de UCD en ese ente, mayoría que hoy ostenta la unión PSOE-PCE; en Castilla, Santander y Galicia, la incorporación leonesa acrecentaría notablemente la mayoría de UCD”. Después de que Martín Villa reconociera expresamente en su respuesta que interesaba a su partido la opción Castilla-León, esta será la opción que, pasadas las elecciones, adopte UCD, independientemente de los deseos de sus votantes.
Las opciones de los partidos ante las elecciones generales y municipales de 1979 (similares a las mantenidas tras las elecciones de 1977) se pueden resumir en las siguientes, opciones mantenidas durante las campañas electorales:
- PCE: León con Castilla, siempre mantuvo esa posición.
- UCD: mantiene cierta indefinición, Martín Villa y otros insinúan un referéndum seguramente para no ir abiertamente en contra de la voluntad del pueblo.
- PSOE: Baldomero Lozano: Se pronunció favorablemente a la autonomía leonesa llegando a afirmar: “tengan ustedes la plena seguridad de que los diputados y concejales que el PSOE obtenga en las elecciones defenderán la opción autonómica León sólo”. Finalizadas las elecciones se produce la trágica muerte de Baldomero. Durante la campaña electoral se defiende “León sólo”.
Pasadas las elecciones UCD es el ganador y sin embargo en acuerdo de 27 de marzo de 1979 adopta la opción “Castilla-León”, acorde con los intereses de UCD en ese momento, en lugar del siempre insinuado referéndum.
El PSOE, por su parte, en su Congreso de 15 de noviembre de 1979 resuelve: “La opción León solo encubre dejar la provincia al margen del proceso autonómico en manos de la derecha”. Continúa concluyendo que “se han de establecer contactos inmediatos con Asturias, Zamora y Salamanca y Castilla la Vieja". Es decir no importa con quien haya de unirse ni la voluntad de los leoneses a quienes representan sino que la provincia no quede en manos de la derecha, o lo que es lo mismo, intereses partidistas a corto plazo.
Al final los grandes partidos, de una u otra forma convierten el proceso en una razón de partido, para lo que se han servido de la excusa de “reforzar el poder concéntrico del Estado” argumento que pudiera tener semejanza en los principios del “regionalismo sano”, que como podemos comprobar en nada ha servido contra los nacionalismos, sino que, analizando la LOREG y su procedimiento de reforma, su existencia política más bien parece responder a otros intereses, pero esto es harina de otro costal. Si Martín Villa hubiese velado por el interés del Reino de León, ¿hubiera seguido en los puestines y con los sueldazos que siguió?
A las provincias leonesas de Zamora y Salamanca tampoco se les dio la opción de elegir, no se puede olvidar que directamente fueron incluidas en la preautonomía aún a sabiendas de que pertenecían a la Región denominada “Reino de León”. Si la CE en su artículo 2 recoge: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”. Debe hacerse notar que las nacionalidades a que se refiere el precepto no se encuentran definidas en ese momento, por lo que se convierte en un guiño hacia los nacionalismos, sin embargo las regiones se encuentran perfectamente definidas en el decreto de D. Javier de Burgos de 1833 por el que se crea la división provincial en 49 provincias, resultantes de la división de las “regiones históricas”. Si la CE reconoce el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones ¿Por qué se crea una autonomía birregional del Reino de León con Castilla la Vieja y se plantea su preautonomía sin consultar a los integrantes de dichas regiones? De esta forma queda desnaturalizado desde el inicio del proceso preautonómico el Reino de León, de forma que lo único que quedan son iniciativas provinciales para separarse de la preautonomía, no iniciativas regionales, con lo que se exige es algo insólito, una suerte de inversión de la carga de la prueba, el ejercicio de separación de cada una de las provincias para luego recuperar la Región, ejercicio al que no fue sometida ninguna otra región española. Sin duda el Reino de León no debe ser más que nadie pero tampoco menos, por lo que el planteamiento lógico y coherente hubiera sido el contrario, formar la preautonomía del Reino de León y en tal caso de operar algún cambio sería el de la provincia o provincias que no estuviesen conformes con dicho planteamiento, para formar parte del ente “Castilla-León”, o de cualquier otro en su caso.
Algo es cierto por encima de todo y es que si se unen dos regiones será para algo, y ese algo no puede ser otro que salir fortalecidos, sin embargo lo único que hemos conseguido en el Reino de León, desde que formamos parte de esta autonomía inventada, es ser cada día menos, más débiles y más pobres. A cambio unos pocos siguieron en el puestín y con el sueldazo.
Temo que los intereses fueran ajenos a cualquiera de las tres provincias leonesas y lo ocurrido en el proceso autonómico de la provincia leonesa que no pasaba y en mi opinión sigue sin pasar por el aro, es la prueba. Con seguridad la opción de “León sólo” era elegida por la ciudadanía y muchos políticos en la provincia de León como mal menor ya que la preautonomía impuesta incluía las tres provincias, y la iniciativa para salir de ella correspondía a cada provincia.
Volviendo al tema provincial de León, tras la entrada en funcionamiento del órgano preautonómico castellano y leonés, a cuya creación contribuyó la Diputación Provincial de León en su acuerdo de 16 de abril de 1980, la misma institución leonesa revocó en 13 de enero de 1983 su primer acuerdo, justo cuando el proyecto de Ley Orgánica entraba en el parlamento español. La existencia de acuerdos contradictorios y cuál era el válido fue resuelta por el Tribunal Constitucional en la Sentencia 89/1984 de 28 de septiembre a favor del primero por entender que una vez integrada la provincia en dicho órgano es dicho órgano el que debe adoptar la decisión. Tras dicha Sentencia se produjeron en León diferentes manifestaciones, algunas numerosas, a favor de la opción León sólo, que según algunas fuentes congregó a un número cercano a los 90.000 asistentes, siendo esta la mayor concentración celebrada en la ciudad en el período democrático hasta la posterior al 11M.
Todo el proceso autonómico estuvo plagado de manifestaciones más o menos numerosas desde el momento en que a nivel político se empezó a barajar la opción de la integración “castellano-leonesa”. Lo que no se conoce hasta la fecha fue ninguna manifestación a favor de la integración con Castilla.
Como puede observarse estamos ante un proceso plagado de traiciones, de decir hoy lo que el pueblo quiere escuchar para recoger votos y hacer mañana lo que le interesa al partido sin importar a quienes se está representando y ésta es la realidad de la cuestión leonesa. Visto el proceso autonómico a que fue sometido el Reino de León y en especial la provincia de León en su intento de abandonar el ente preautonómico, claramente podemos concluir con el Profesor D. Francisco Tomás y Valiente su acertada opinión que, de forma tan clara, queda recogida en el Prólogo del libro “El Antiguo Reino de León” cuyo autor es Anselmo Carretero Jiménez: “En más de un caso, y desde luego en el de León y Castilla, su composición (no quiero hablar de fronteras) se discutió, porque era discutible con la mano en la historia, y no siempre se acertó. Mitos, embrollos, secuestros y olvidos puede que tuvieran ahí su nido. Pero también intereses partidarios, caciquismos locales y provinciales, equilibrios electorales y repartos de zonas de influencia, fueron claves de un presente político apresurado y frívolo en ocasiones. Es muy posible, por lo que a León (Reino Leonés, País Leonés) se refiere, que su inserción en la actual comunidad fuera un error y no sólo acaso por razones historicistas”. Ahora me pregunto yo ¿Es éste un modelo de integración a exportar y de futuro? No creo que nadie en su sano juicio exportara la integración leonesa a ningún otro ámbito porque no resulta ejemplar precisamente.
Tras las manifestaciones, todavía multitudinarias en la provincia de León, con asistentes zamoranos y salmantinos, después de casi 30 años de autonomía impuesta, hay un hecho destacable ante la última reforma del Estatuto de Autonomía de Castilla y León. Este hecho fue la propuesta de UPL en la Diputación de León del proyecto de Estatuto, aprobado por la absoluta abstención de los grupos parlamentarios PP y PSOE, que recogía el proceso por el que la provincia de León y el resto de provincias leonesas si así lo decidían, podrían iniciar su proceso de segregación de la Comunidad de Castilla y León para formar la ya ansiada “Comunidad Leonesa”. Como era previsible, el proyecto fue rechazado por las Cortes de Castilla y León en Valladolid, pero no deja de ser un hecho la postura de la Diputación, que sigue dando aire, esperanza, y más ganas de luchar, si cabe, a todos los leoneses de bien para que algún día se haga justicia a nuestra querida tierra.
Más que interesante resumen de la historia contemporánea de los leoneses por conseguir su autogobierno. Un artículo más que loable, pero que deja en el candelero un par de temas en el aire, bien por desconocimiento bien por intentar centrarse en una de las líneas del discurso.
ResponderEliminarNos referimos al hecho de que se toma como punto de partida la CE78 y no el de la creación de los grupos que solicitan y consiguen los "regimenes preautonómicos". Unas entelequias que en realidad no son democráticas al 100%, dado que su función nunca fue formar gobiernos autonómicos sino ser meros representantes provinciales en el marco nacional.
El detalle del asunto es que ANTES de que se refrendara la CE78, ya se habían formado TODOS estos consejo, así pues el mapa autonómico esta ya vendido antes si quiera de ser legítimo. Empezando en 1977 por Cataluña, continuando en el 78 por el resto, Pais Vasco, Aragón, Galicia, archipiélago Canario, Pais Valenciano, Andalucía, archipiélago Balear, Extremadura, Castilla y León, Asturias, Murcia y la región castellano-manchega. Decir que el Pais Vasco incluía entonces a Navarra, que la Comunidad Valenciana era Pais Valenciano, que Madrid estaba "en el aire" y que "Castilla-León" estaba formada por Salamanca, Zamora, León, Palencia, Valladolid, Avila, Burgos, Soria, Segovia, Santander y Logroño.
http://www.congreso.es/portal/page/portal/Congreso/Congreso/Iniciativas/LeyesAprob?_piref73_1335447_73_1335446_1335446.next_page=/wc/busquedasLeyesAprobadas&anoLey=1978&selectLey=tituloListadoRealesDecretos
Es ahí donde está el verdadero germen del problema, tanto interno como externo. Ya se había ordenado el mapa autonómico al 100%, cosa rara sabiendo como somos en esta península ibérica.
Fue en ese momento cuando varios grupos reinvindicaron la necesidad de crear un Consejo General de la Región Leonesa, así como unos Estatutos de Autonomía y una sede provisional. Es importante decir esto porque es por estas actuaciones por las que el juego interno se empieza a romper.
El Consejo General de la Región Leonesa lo impulsan el Grupo Autonómico Leonés (GAL), Ciudadanos Zamoranos (CCZZ) y Grupo Regionalista Salmantino (GRES). Realizan varias reuniones así como manifestaciones y declaraciones pertinentes frente al permitido grupo "castellano-leonés". Es más, en enero de 1978 realizan un panfleto titulado "Estatutos de la Región Autónoma Leonesa". Incluso son miembros del GAL los que realizan la bandera leonesista, 'la purpurada', que es ampliamente aceptada por todos. Pero es que finalmente, para buscar los más amplios apoyos y por conveniencia geográfica y de peso político, deciden que sea la ciudad del Duero, Zamora, la sede provisional de dicho Consejo y de su reinvindicada autonomía. Gracias a estos movimientos, y tal y como aparecen en comentarios periodísticos, la UCD se pone en movimiento para poder crear una Autonomía Leonesa. Rápidamente son censurados esos contactos, tanto dentro de su partido como desde fuera. El retraso, la censura mediática y la ambivalencia de los partidos estatales obliga a poner en marcha el mecanismo político correspondiente. En 1980, y no con retrasos se crea el "Partido Regionalista del País Leonés" con presencia en todas la grandes localidades de la región, pero sobretodo, con base en Zamora.
http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=193857
http://diariodeleon.com/noticias/noticia.asp?pkid=195001
http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=189816
[continua]
[viene de antes]
ResponderEliminarAsí pues, vemos que hace 33 años las cosas ya estaban más que claras y concretas, tal vez la gente no tenía tanta conciencia leonesista, pero si que sabían que eran leoneses. Tras ese tiempo, ahora la gente ya no sabe que es leonesa, aunque haya más leonesismo.
Desde la Diputación de León se suman a la reivindicación leonesista pero no tanto en su carácter regional sino en el plano provincial. Las noticias de movimientos regionalistas "amplios" no son bien vistas por la derecha. Este apoyo se transforma en la adopción voluntaria (o no) de la bandera leonesista de los GAL como propia, dejando de lado la enseña oficial (pendón con todos los escudos de los partidos judiciales) o la oficiosa (león rojo sobre fondo blanco). Es aquí cuando un regionalismo multicultural y regional abanderado por todos los leoneses de cualquier ideología (republicanos, comunistas, socialistas, tradicionalistas, carlistas, etc) adopta por parte de algunos una monoideología provinciona con el mero hecho de ser una baza oportunista políticamente hablando.
Pero es que tras la negación a la creación del consejo de la región leonesa y la negativa tanto del PSOE como de la UCD tenemos de nuevo elecciones. El partido mayoritario cada vez ve peor su futuro. El miedo a perder más territorios le permite recular y apoyar movimientos que antes tenía en contra. El leonesismo se toma como bandera, pero sólo se le permite en la provincia norteña. El desastre autonómico tiene su punto álgido en 1981, cuando tras el Golpe de Estado (?), la UCD y el PSOE llegan a un acuerdo por el que deciden el mapa autonómico, independientemente de la constitución del 78.
Es importante recordar, que tanto la Constitución (1978) como el Informe Enterría (1981) dejan bien claro que las comunidades uniprovinciales son una excepción y que la formación de autonomías debe regirse por características comunes, culturales e históricas. Es decir, lo que es Constitucionalmente posible sólo es la autonomía de la Región Leonesa y no de una de sus provincias por separado.
Cierto es, que tras la escisión de Santander para crear Cantabria, de Logroño para formar La Rioja y de Madrid como entitularse Comunidad de Madrid, los habitantes de la provincia de León deciden que sea como sea, ellos tienen el mismo derecho. Por otro lado, la idea de muchos es que si finalmente se consigue que una de las provincias leonesas sea autonomía, el resto pueden ir detrás.
http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=189817
Es así como las dos corrientes, que en realidad son casi opuestas, finalmente coexisten en pro de un beneficio común, tal y como se ve en las grandes manifestaciones de los 80. Pero esta inicial alianza, mantenida en el tiempo ha sido aprovechada por los partidos estatales para tener un discurso localista y de pique capitalino con otras ciudades. En la provincia norteña forzando una ya de antemano denegada autonomía uniprovincial como pique con Valladolid. En la provincia central, un insistenete provionalismo que no deja de ser la centralidad una y otra vez de la perla del Duero sobre cualquier otra ciudad (Toro, Benavente, etc). Y por último, en la provincia sureña, un reactivo españolismo que hace comparar el regionalismo con un nacionalismo radical pero que se olvida una y otra vez de la contínua despoblación de sus pueblos.
[continua]
[y la última parte]
ResponderEliminarAsí pues, tal vez sea hora de ir poniendo en valor a los que hace 30 años tuvieron las cosas claras y no tanto a quienes lanzan brindis al sol, porque ¿si ya teníamos un Estatuto Leonés en 1978, por qué había que elaborar otro en 2007? Es más, ¿que valor tiene un estatuto del que se habló en los medios, del que se hace una votación en el consistorio provincial pero del que nadie ha visto nunca una hoja?
Pero por suerte, y es lo bueno de las cosas, ahora la gente ya sabe que es ser gobernado desde Valladolid, que es no tener trabajo ni futuro laboral, que es no tener instituciones que respalden tu cultura, que es un partido estatal "democrático" pero gobernado dictatorialmente desde Madrid, que es perder el gran eje ferroviario del Oeste peninsular, que es tener que irse a otra ciudad para hacer cualquier papel, que es perder poco a poco las comarcas por no tenerlas reconocidas administrativamente, que es no poder hablar ni escribir en tu lengua materna, ...
¡¡¡Púrpura y plata!!!