Por Ara Antón
Pero, qué nos pasa a los leoneses? Resulta que ahora –es un decir- acabamos de descubrir, gracias a un paleontólogo aficionado, que nuestra hermosa, rica y abandonada provincia, además, es “una mina de fósiles, algunos de hace 520 millones de años. Muchos de ellos únicos”.
José Vicente Casado sueña con exponer sus miles de fósiles en un museo especializado. ¿En León, tal vez? No pierdas el tiempo chico. Continúa ofreciendo tus tesoros a “Alemania, Austria, Japón, Estados Unidos, Gran Bretaña o Francia”, ellos sabrán apreciarlos y ponerlos en valor. Aquí, en nuestra inculta y adocenada tierra, lo más que puedes conseguir es que “la Universidad de León y Ayuntamientos como los de Pola de Gordón y los Barrios de Luna...” intenten “frenar el expolio”, porque, al parecer hay gentes que sí aprecian y valoran nuestras postergadas y desatendidas riquezas y, al igual que tú, recogen de la tierra generosa lo que nadie quiere. Por si no se les hubiera ocurrido a nuestras insignes autoridades -guardianas, que no aptas para desarrollar el territorio a ellas encomendado- les sugiero cercar los montes, laderas y valles de la provincia para evitar los ladrones; siempre les resultará más barato y, sobre todo, menos cansado, que ponerse a buscar y construir un espacio para museo, contratar personal, hacer trabajo de campo y, total ¿para qué?, porque, retomando la gloriosa frase, que no puedo evitar que me produzca ardor de estómago y por eso necesito vomitarla a menudo, ¿a quién pueden interesar los Reyes Leoneses?
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