miércoles, 20 de julio de 2016

¡Oferta: kilo y cuarto de identidad!

Por David Díez Llamas, Sociólogo (publicado en Diario de León el 23.05.2016 - http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/oferta-kilo-cuarto-identidad_1071364.html)

Han pasado ya cerca de 40 años cuando se crea desde el ordeno y mando de Martín Villa la autonomía de Castilla y León. Sin embargo, es patente que el invento político construido para hacer de dique a los nacionalismos periféricos hace aguas por todas las partes. Ya ven, por un lado tenemos a un Parlamento catalán reclamando la independencia y por otro se promueve «un grupo de expertos para generar identidad de Castilla y León». Vamos que la política de Martín Villa más que contener ha impulsado los movimientos independentistas.

¿Que no existe identidad «castellano-leonesa»? Pues la creamos a golpe de talonario. El caso es que llevan muchas décadas haciendo uso de esos cheques y el talonario se agota. Que eso significa detraer recursos en «apagar incendios» (evitando contar con más medios o brigadas forestales) o en «hacer un nuevo conservatorio», no importa. Se promueve la identidad de la tierra quemada y el ostracismo cultural. Se paga a aquellos que dicen lo que el poder les dicta. La obediencia vence a la verdad y a la objetividad para desgracia de la propia ciudadanía.

La identidad leonesa se defiende desde la dignidad del propio convencimiento. Se defiende desde la libertad de expresión y no supone gasto alguno al erario público. Se sustenta en las realidades históricas pero también en el sentimiento de la ciudadanía. En encuesta realizada en 1988 tenemos que un 70% de las personas entrevistadas se reconocía como leonés por tan sólo un 5% que se decía castellano-leonés (el resto o no contestaba o indicaba otras respuestas). La propia Junta es consciente de esa situación y por ello gasta ingentes cantidades de dinero en comprar identidades a su medida.

Se compra la obediencia. Lo llevan haciendo muchos años en muchas cosas, como por ejemplo en las casas de León. Esta política deplorable está sustentada, ya por iniciativa o por omisión, por muchos partidos del arco parlamentario ya desde el poder o desde la oposición. También en las diferentes organizaciones políticas se premia a aquel que sigue lo que le dictan desde fuera sus estructuras internas aunque ello este en abierta oposición a lo que diga la ciudadanía de su ámbito de actuación o su propios militantes.

Hay autores leoneses como Julio Llamazares que han preferido renunciar a premios para garantizarse su libertad de pensamiento, pero también hay otros que llevan muchos años viviendo de escribir al dictado de lo que le dicen los poderes de la Junta. La propaganda institucional tiene unos antecedentes que se extienden desde los cantares de gesta y más en concreto en «El mío Cid». Posteriormente son muchos los que han difundido lo que allí se expone y consiguen crear una conciencia colectiva que lleva a situar al Cid como héroe y al liberador del cerco de Zamora como traidor. Antes ya ahora se pagaba a alguien para que glosara su propia actividad y que así pasara a la historia como «héroe» y no como «villano» (algo que conseguían también hay que decirlo).

Si se parte de «buscar generar una identidad de Castilla y León», se hace desde el reconocimiento de crear un artificio. Por otro lado para ello hay que destruir todo aquello que ha sido a lo largo de los siglos la identidad leonesa y la castellana. Se quiere crear una amalgama de algo que ha sido en buena medida rasgos identitarios opuestos y muchas veces confrontados. Un signo de ello lo podemos encontrar en los primeros compases del himno a León que dice: «Sin León no hubiera España que antes que Castilla leyes, concilios, fueros y reyes dieron prestigio a León».

La identidad es ante todo un sentimiento de pertenencia a un territorio determinado. Tal vez por eso mismo las banderas de Castilla y León no se las ve nunca en el terreno deportivo animando a un equipo leonés. Las banderas leonesas se compran desde las propias convicciones (y dineros), las de Castilla y León ondean en las alturas de los edificios oficiales (y las pagamos todos con nuestros impuestos). Por mucho dinero que se estén gastando es complicado «comprar los sentimientos « y por ello persiste el sentimiento de una identidad leonesa.

La identidad tiene un valor económico. No he visto a nadie que haya puesto en duda el declive de la economía leonesa desde la entrada en este marco autonómico. Los indicadores de paro, de contribución al PIB de España... son contundentes. Estas medidas de «generar identidad de Castilla y León» llevan profundizar en ese declive. La razón es simple, si no existe identidad leonesa no hay en consecuencia «productos leoneses» y por ello es más complicado venderlos.

En Quiénes somos se parte de la definición política del concepto y se pide a una serie de personas que respalden lo que es el propio proyecto político. Es algo por otra parte viejo y que ya viene desde la editorial Ámbito (alguno de sus impulsores está también ahora en este proyecto) o en la Fundación Villalar.

Aquellos que queremos gestionar nuestros sentimientos de identidad desde la libertad rechazamos que se comercie con ello. Defienda cada uno lo que considere oportuno pero hagámoslo en igualdad de condiciones y sin que ello suponga costes a la administración pública. Veríamos entonces cuantos quedan para defender una identidad castellano-leonesa.

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