lunes, 15 de febrero de 2016

Salamanca no es ciudad "castellana"

Por Alicia Valmaseda Merino, Coordinadora y portavoz de ComunidadLeonesa.ES

Correo dirigido al Diario "La Nueva España" de Oviedo (pam@lne.es)

Señores:

Atónitos leemos un suelto en su edición de ayer, domingo 14 de febrero de 2016, en el que bajo el titular: “Apuñalado un joven en Salamanca” indican en el cuerpo de la noticia "... tras ser agredido por arma blanca en una céntrica plaza de la ciudad castellana".

Es completamente inexacto e incorrecto llamar “castellanos” a salmantinos, zamoranos o leoneses, puesto que, si bien Castilla (lo que luego se llamó Castilla la Vieja fue un condado leonés y el Reino de Toledo (origen de lo que luego fue Castilla la Nueva) fue conquistado por los leoneses, nunca el reino de León fue castellano.

Como muy bien dijera José Sánchez Rojas (Alba de Tormes, 19.04.1885 - Salamanca 31.12.1931), “Zamora pertenece al Reino de León. Históricamente, geográficamente, espiritualmente. Con las provincias de León y Salamanca, como todos sabéis. Históricamente conocéis las andanzas de estos pueblos: Zamora, entraña de León, fue pisoteada por Castilla. Espiritualmente (tradición, carácter, paisaje y fisonomía de sus hijos, sabor actual y ecos de leyendas pretéritas) ni Zamora (Toro, Benavente) ni Salamanca (Ledesma, Ciudad Rodrigo, Alba de Tormes) ni León (Astorga, Sahagún) son pueblos castellanos. Así, León es una cosa distinta de Castilla.

Si nos remitimos a la presente situación autonómica (rechazada por amplios sectores, tanto desde León como desde Castilla) la comunidad en que nos encontramos actualmente, se llama "Castilla Y León" y esto es así porque la misma está formada por la Región Leonesa (León, Zamora y Salamanca) y los restos de la Región de Castilla La Vieja (puesto que las provincias de Santander y Logroño se separaron de su región matriz para formar autonomías uniprovinciales).

Y nos vemos obligados a recordarles (suponemos que profesionales de la palabra como Uds. tienen que saberlo) que jamás una conjunción copulativa podrá implicar la desaparición del segundo sujeto de los dos a los que une (y separa), la citada conjunción. Por más que “José Y María” estén casados, no pasarán a convertirse en “Jose María” ni, mucho menos, María pasará a ser parte de José.

No podemos dejar de citar al antropólogo Julio Caro Baroja (que suponemos no será tildado de parcial en este tema) quien en su obra "Los pueblos de España–2, editada en Madrid en 1.984, dice textualmente: "Difícilmente se podrá encontrar en toda Europa una región en la que los elementos de la cultura moderna se hallen tan en armonía con los datos de un pasado remoto como en León."

Y continúa D. Julio en la misma obra "La región leonesa ha conservado durante siglos muchos de sus rasgos culturales prerromanos y los ha adecuado al presente: sistemas de poblamiento disperso basado en aldeas autónomas, explotación comunal del terreno, vigencia de concejos abiertos, formas típicamente matriarcales de repartición del trabajo y matrimonio, así como licencias sexuales prematrimoniales de carácter marcadamente matriarcal, las prácticas medicinales del tipo que nos indica Estrabón y las sociedades de mozos."

Es evidente que para el eminente antropólogo la inclusión de la Región Leonesa (o Reino de León) en la Comunidad Autónoma de Castilla y León no la había hecho desaparecer, ni mucho menos.

Tampoco nos sirve que nos llamen castellanoleoneses, toda vez que dicho gentilicio, de reciente incorporación en el diccionario de la RAE, definiría a los naturales de una región inexistente (CastillaLeón) puesto que el Estatuto de Autonomía establece claramente el nombre de la comunidad "Castilla Y León". El gentilicio (ridículo por otra parte pues es como decir "franceses y españoles", nadie puede ser dos cosas al mismo tiempo) empleado por la administración autonómica, es el de "castellanos y leoneses", pero es evidente que si al referirse a las provincias castellanoviejas de la comunidad las llaman solamente “castellanas”, cuando aludan a las provincias del Reino de León deberán denominarlas únicamente “leonesas”.

Olvidemos pues los tópicos y simplificaciones al uso y utilicemos el lenguaje exacto como aconseja, no solo el buen sentido, sino la propia Academia de la Lengua que expresamente dijo que "al no pertenecer a ninguna de las dos Castillas (la Vieja y la Nueva) las provincias de León, Zamora y Salamanca no pueden ser llamadas castellanas".

Agradeceremos tomen este asunto con el rigor y la seriedad que se merecen y que cuando se refieran de cualquiera de las tres provincias leonesas, sus naturales, pueblos, ciudades, productos y monumentos, lo hagan aplicándonos el gentilicio que nos corresponde: LEONESES.

Atentamente,

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