lunes, 21 de diciembre de 2015

El Oeste

Por  Braulio Llamero, escritor zamorano (Candidato de Podemos en las elecciones generales del 20.12.2015)

Pienso a veces que, a pesar de los leonesistas, acabará fraguándose algún tipo de unión entre León, Zamora y Salamanca. A pesar de los leonesistas, sí; pero gracias a la Junta de Castilla y León. Nada une más que las penalidades compartidas, el sufrimiento, la pobreza. Y no se sabe qué pasa -o sí-, que desde que estamos en esta Autonomía de nueve provincias, en todos los indicadores, en todos los informes, en todos los estudios, aparecen sistemáticamente esas tres provincias como las perjudicadas, las que pierden todos los trenes, las que no progresan, las que están cada vez más distantes del grupo de cabeza (Valladolid, Burgos, Palencia), las que padecen mayores índices de pérdida de población. Son las tres del Oeste, aquellas para las que el PSOE de Zapatero y Caldera prometió un Plan Especial, cuando ni por asomo pensaban en ganar. Ninguna de las tres levanta cabeza, como acaba de constatar ese último y enésimo informe de la nada sospechosa Asociación de Empresa Familiar de Castilla y León. Ni Salamanca con su legendaria Universidad y sus masas de turistas -esos que según algunos son la gran esperanza de Zamora, pese a partir de cero patatero-; ni León con sus logros sucesivos, gracias tanto a las presiones leonesistas como al arrojo indudable de los leoneses; ni Zamora, pese a que no para de moverse, de exigir, de montar plataformas reivindicativas. Ninguna de las tres sale del marasmo, ni logra acercarse a las restantes provincias de la Comunidad.

Es obvio (y es el colofón de cualquier trabajo documentado, del que ya llevamos unos cuantos) que una situación así, con un grupo de provincias cada vez más rezagadas y otro cada vez más en vanguardia, sólo puede modificarse mediante la política. Pero la política de verdad, que es seguramente la que aún no conocemos en Castilla y León. Sólo la política puede permitirse un esfuerzo especial y continuado, que cargue presupuestariamente sobre las provincias descolgadas, en obvio detrimento temporal de las que van más adelantadas. La pregunta del millón es: ¿Alguien se imagina a esta Junta que tenemos abordando un planteamiento tal? ¿Imaginan a un solo gobernante regional dispuesto a inclinar con fuerza la inversión presupuestaria sobre León, Zamora o Salamanca, en perjuicio de Valladolid, Burgos o Palencia?

Yo, tampoco. Por eso creo a veces que el Oeste de esta región, el viejo Reino Leonés del incansable Carreño, acabará teniendo que entenderse para pelear con más éxito del logrado hasta ahora, con cada provincia por su lado. O eso o las perspectivas son francamente negativas ante el inamovible funcionamiento de esta Comunidad Autónoma, cada vez más asimétrica.

Blogsalamank enero 6, 2008 en 12:48 am

Mal camino lleva esta comunidad autónoma cuando no se fomenta el equilibrio entre sus territorios. Más vale que los pocos que vamos quedando nos movamos un poquito si es que nos importa algo el lugar en el que vivimos.

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