sábado, 5 de septiembre de 2015

EL ENGENDRO HISTÓRICO

Por Joaquín Cuevas Aller, escritor (publicado el 25 de agosto de 2015 en Diario de León)

En noviembre del año 2011 la Junta de Castilla y León, por mediación de la Fundación Villalar, editó un libro titulado “Historia de Castilla y León”. El contenido de ese libro es una burla a castellanos y leoneses como puede comprobar cualquiera por muy elementales que sean sus conocimientos de historia.

Cuenta el libro que la historia de Castilla y León tiene su origen en Atapuerca hace ya 800.000 años. Las naciones más antiguas del mundo, por ejemplo Japón, con unos dos mil años de existencia, es un bebé al lado de Castilla y León. Los autores del libro no narran ningún acontecimiento especial digno de mención ocurrido en esos larguísimos años. Lo único que cuentan es que los cavernarios castellanos y leoneses se dedicaron a la pintura rupestre. En la contraportada del libro aparecen esas pinturas, reproduciendo los actuales escudos de Castilla y de León, pinturas que nunca han existido.

El libro no cuenta si Castilla y León era una monarquía o una república. No hay ningún dato que lo aclare. Que en tantos siglos no se encuentre algún acontecimiento digno de mención es más que sospechoso, es un síntoma de que el libro es una farsa.

A partir del siglo X los autores de este engendro se dedican a denigrar al Reino de León hasta límites insultantes, dedicando especial escarnio a los reyes leoneses más importantes: Ramiro II, Alfonso VI y Alfonso IX. Referente a Ramiro II, el vencedor de la batalla más importante de toda la Reconquista, la de Simancas, aparece en una habitación el conde Fernán González, representado por un hombre de gran corpulencia, tumbado en un sofá y a su lado el Rey Ramiro, representado por un hombre famélico, enano, pareciendo un humilde criado del conde. Parece que el conde le dice al Rey: no te hagas el importante, esta victoria no te pertenece, es mía. Sin mi ayuda habrías muerto tú y todos tus hombres. Referente a Alfonso VI, aparece el Cid Campeador en tono insultante ante Alfonso VI a quien le dice textualmente: “estoy harto de ver tu careto de vinagre” y parece decirle: te estás adjudicando la toma de la ciudad imperial de Toledo y todo su Reino. Sabes muy bien que mi sola presencia en la batalla infundió tal pánico al Rey musulmán, que te entregó las llaves de Toledo por el miedo que yo le infundía.

El Rey más ridiculizado en este libro fue Alfonso IX, el Rey español más importante de toda la Reconquista. Cuentan los autores del libro que Alfonso VIII, Rey de Castilla, envió una carta a Alfonso IX pidiéndole ayuda para hacer frente a los almohades en la cruzada de las Navas de Tolosa. Dicen que Alfonso IX contestó textualmente: “ahora no puedo acudir en tu ayuda, tengo unas jornadas de caza con unos amigos, luego otras de cetrería y después un campeonato de ajedrez”.

Lo peor es lo que sigue después. Dicen que a partir del año 1230 el Reino de León desapareció de la Historia, integrándose en el Reino de Castilla y, desde entonces, España se compone de dos Coronas: Castilla y Aragón. Es decir, los territorios del Reino de León: Galicia, Asturias, León y Extremadura se convierten en castellanos. Si tan seguros están los autores de que lo que cuentan es verdad, no debiera haber inconveniente en que ese libro podría ser texto en las escuelas de esas autonomías. Imaginen la reacción de un estudiante de Oviedo, Lugo o Cáceres al leer que, desde el siglo XIII, es castellano. No sé si le entraría un ataque de risa o quemaría el libro. Tamaño disparate no tiene parangón en toda la Historia de España.

Se olvidan los autores del libro de que el Reino de León tenía idiomas propios: el leonés y el gallego, ésta la lengua latina más hablada de toda la península ibérica. El Reino de León tenía su propia moneda, emitida desde el reinado de Alfonso VI. El Reino de León tenía sus propias leyes, el Fuero Juzgo. El Reino de León tenía un Parlamento Democrático propio. A partir del citado año 1230 y, durante más de un siglo, el Reino de León convocaba su Parlamento mientras Castilla aún no lo tenía. Esto es completamente cierto como se puede comprobar por las actas de los escribanos, actas que se hacían en los dos idiomas del Reino: en leonés y en gallego. Lo único que tenían en común León y Castilla era el Rey. Más de un siglo después, el Rey consiguió doblegar a los castellanos, obligándoles a convocar su nuevo Parlamento en las mismas fechas y en el mismo lugar que el Parlamento de León. Las actas se escribían en gallego, en leonés y en castellano. Las actas en leonés y en gallego, cuando se quería matizar algún dato importante, se anotaba en los márgenes una aclaración en latín o en árabe mientras que en el acta en castellano, la aclaración se hacía en vascuence. Decir que el Reino de León se integró en Castilla es un disparate, un insulto a la Historia de España.

Este engendro de historia demuestra la animadversión que la Junta de Castilla y León tiene por la Historia de León. Tampoco se puede decir que la Junta tenga un cariño especial por Castilla. Que la Junta trate con desprecio a León ya no sorprende a nadie, ha sido su conducta habitual, pero dejar en el olvido a Castilla, eso es nuevo. En los largos siglos de Historia de Castilla, la Junta no ha encontrado nada digno de mención. Lo novedoso es que en los ocho siglos que duró la Reconquista, la Junta tampoco ha encontrado un solo acto de gloria en la Historia de Castilla. Sin embargo, la Junta sí ha encontrado algo digno de celebrar, se trata del alzamiento militar de unos hombres llamados comuneros, que se levantaron contra el Rey institucional de España, Carlos I. Dichos comuneros fueron hechos prisioneros, juzgados por delito de alta traición, condenados a muerte y ejecutados en plaza pública. La muerte de los comuneros es para la Junta el acto más glorioso de la Historia de Castilla y lo celebra cada 23 de abril.

En resumen, este engendro histórico no es más que una farsa donde sobresalen los siguientes datos: la existencia de unos personajes nefastos y ridículos, los Reyes de León. La existencia de tres héroes castellanos: el conde Fernán González, el Cid Campeador y el Rey Alfonso VIII. La existencia de tres superhéroes: los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado. Ellos quisieron hacer una Castilla aún más grande, pero fracasaron. Pero, al fin, se hizo justicia con la creación de la Autonomía de Castilla y León donde Castilla ha sido despedazada, no pinta nada y León menos que nada, ha desaparecido. Pero se ha creado un gran centro, principio y fin de la Autonomía ¿adivinan cuál es? pues eso.

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