sábado, 12 de enero de 2013

Lo que estudian los niños leoneses

Por Joaquín Cuevas Aller, escritor

Hace unos días, en una conversación rutinaria con unos vecinos, una hija de ellos me dijo: mi libro de Ciencias Sociales de Castilla y León dice que, al ser reconquistada Extremadura, fue repoblada por castellanos y por vascos. Ante mi incredulidad la niña me trajo el libro a casa para comprobarlo. Lo leí integramente. No me podía creer lo que estaba leyendo. El libro es una auténtica fantasía, llena de errores y de barbaridades.

En la página 14 dice que Castilla logró su independencia de León a principios del siglo XI sin citar el cómo ni quien fue el primer rey castellano. En la página 15 hay un mapa del Reino de León y Castilla, un reino que nunca existió. Luego habla de varias uniones de ambos reinos. La primera unión fue el año 1035 con Fernando I, una unión imposible porque no había dos reinos, sino uno sólo: el de León. Castilla era oficialmente un condado del Reino de León

La historia real es la siguiente: al morir el rey de León Bermudo III sin descendencia, el trono leonés lo hereda su hermana doña Sancha, que estaba casada con Fernando, conde de Castilla. Como las mujeres en la Edad Media no representaban nada, fue coronado rey de León su esposo. Todo quedó como estaba, un único Reino. Posteriormente, Fernando elevó a Castilla a la categoría de Reino, algo que estaba pactado anteriormente con Bermudo III, pero eso sí, dentro de la Corona de León ya que el Reino de León era continuador del Imperio Visigodo y, por eso los reyes de León y sólo los reyes de León, llevaban el título de rey y emperador de España desde Alfonso II hasta Alfonso VII. Ningún rey privativo castellano llegó a ser rey de España.

Segundo error. Dice el libro que Alfonso VI volvió a unir los Reinos de León y de Castilla, formando un solo reino. Es una verdad a medias. Al morir Sancho, rey de Castilla, heredó ese Trono Alfonso VI, pero en las mismas condiciones que con Fernando I; es decir, el Reino de Castilla fue integrado en el Reino de León como una provincia leonesa, formando un único Reino, el de León. El propio Alfonso VI firmaba los documentos como rey de León, rey de España, rey de León y Toledo, pero nunca de Castilla. Así lo cuenta Sampiro, uno de los más importantes cronistas medievales.

Tercer error. Dice el libro que Fernando III logró la «fusión definitiva» de Castilla y León. Este error es el más grave. El año 1230, al morir Alfonso IX, hereda el trono de León su hijo Fernando III, que era entonces rey de Castilla. No hubo ninguna fusión sino dos reinos plenamente independientes entre sí unidos en la persona del mismo rey. Cada reino tenía sus propias leyes y sus propias Cortes, que se celebraban por separado y, cuyas actas se escribían en lenguas diferentes. Las actas de las Cortes leonesas se escribían en leonés para León y en gallego para Galicia. En cambio, las actas de las Cortes castellanas se escribían en castellano.

Ahora las barbaridades. Aunque el libro habla de fusión definitiva de los reinos de León y de Castilla, la realidad es que se trata de un secuestro mediante una absorción del Reino de León por parte de Castilla ya que a partir del año 1230 el Reino de León desaparece del libro, apareciendo exclusivamente la palabra Castilla en toda la historia. Y aún peor, es un secuestro de la palabra España, ya que no aparece por ninguna parte. Según el libro, Castilla se extiende desde el mar Cantábrico hasta el Golfo de Cádiz y, desde el océano Atlántico hasta el Mediterráneo. España no existe, todo es Castilla excepto la Corona de Aragón. Según este libro, Murcia, Andalucía, Galicia y Asturias son Castilla. ¿Se imagina alguien a un andaluz, a un gallego, a un asturiano ser y sentirse castellano? Continúa las barbaridades, diciendo que Castilla reconquistó Granada y que Castilla descubrió América. España no existía.

No termina aquí la fantasía. Cuenta también que los dos actos más importantes de Castilla fue la sublevación de los Comuneros contra Carlos I, el primer rey de la España tal como es hoy, y el nombramiento de Valladolid como capital de España entre los años 1601 y 1606 por un caprichito de Felipe III y su valido el duque de Lerma. Por lo visto, todo lo demás son tonterías como reza una ingeniosa frase comercial.

Por otra parte, el libro en cuestión tiene más incógnitas que un tratado de ecuaciones matemáticas. Por ejemplo, no dice cuando los murcianos o los andaluces, o los gallegos o los asturianos dejaron de ser castellanos. Tampoco dice cuando España se convirtió en Castilla o Castilla se convirtió en España.

Volviendo al principio, es imposible que castellanos y vascos pudieran repoblar Extremadura. Se sabe con certeza que Extremadura fue reconquistada por el rey Alfonso IX de León sin intervención de Castilla para nada. En la Edad Media, las tierras reconquistadas se entregaban a la nobleza y a la Iglesia para su repoblación. Es totalmente imposible que Alfonso IX regalara las tierras a castellanos y vascos que no intervinieron en la reconquista de Extremadura. Una cosa es cierta, los castellanos y vascos que «repoblaron» Extremadura eran un poco rarillos, pues no hablaban ni vascuence ni castellano, sino leonés o gallego. ¡Qué cosas!

Si la memoria no me falla, hace algún tiempo, alguien escribió sobre este mismo tema y respondió la Junta diciendo: «ningún profesor ha protestado del contenido del libro. La Junta no investiga los contenidos de los libros de texto». Tampoco los profesores vascos y catalanes han protestado por los textos inventados de la historia que estudian en esas regiones y no por eso dejan de ser lo que son: pura fantasía. Pero un Gobierno tiene la obligación de revisar los contenidos de los libros que estudian los escolares para comprobar la veracidad. El libro es un auténtico insulto a la Historia de León y a la Historia de España. No es con mentiras ni con fantasías como se gobierna a los pueblos. Las mentiras siempre originan servidumbre y esclavitud. Sólo la verdad consigue la libertad. ¿Admitiría la Junta una historia con textos anticastellanos? Este libro de Ciencias Sociales no está para enseñar a los niños leoneses, está para adoctrinarlos, haciéndoles creer que son castellanos.

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