jueves, 15 de enero de 2015

LAS BUENAS INTENCIONES

Por Joaquín Cuevas Aller, escritor (Publicado en Diario de León el 12 de enero de 2015)

En un reciente viaje en autobús de Benavides de Órbigo, mi pueblo, a Benidorm, el directivo de la asociación organizadora, Aurelio Carbajo, conocido y querido en toda la Ribera del Órbigo como Lito, nos alegró el viaje contando un sinfín de chistes. Uno de ellos me llamó muy especialmente la atención y que voy a relatar aquí en esta Tribuna. No es mi costumbre contar chistes en mis Tribunas, nunca lo he hecho. Si algún lector se siente ofendido le pido disculpas y comprensión. No deseo que nadie vea en ello una grosería, si lo relato es porque creo que es una buena manera de comprender mejor lo que narro en esta Tribuna.

Una joven señora se presenta ante un juez y le dice: un señor me ha robado todo el dinero que tenía. ¿Dónde tenía usted el dinero, le pregunta el juez? Aquí, entre mis pechos, contesta la señora. ¿Y no se daba cuenta que le estaba metiendo mano? Sí, señor juez, pero yo pensaba que venía con buenas intenciones.

Cuando el año 1983 se creó indebidamente la Autonomía de Castilla y León, muchos castellanos y demasiados leoneses creyeron en las buenas intenciones de los que planificaron esta Autonomía. El año 1985, yo vivía en Bilbao y, en uno de mis viajes a esta provincia leonesa, tuve una larga conversación con un alto ejecutivo del PSOE de León ¿Tu crees, le pregunté, que es beneficioso para León formar una Autonomía con Castilla? Naturalmente, me contestó. Lo ha planificado uno de los socialistas más inteligentes y preparados que tenemos; se llama Gregorio Peces Barba. Perdona, le contesté, a mí no me cuadran las cuentas: no me cuadra que la región leonesa, una de las regiones más históricas de España no tenga su propia Autonomía como tienen el resto de las regiones españolas; no me cuadra que dos de las provincias más castellanas, como son Logroño y Santander, hayan sido expulsadas de la Autonomía. Digo expulsadas y digo bien porque santanderinos y logroñeses son y se sienten castellanos y quieren la Autonomía de Castilla la Vieja. Conozco a cientos de ciudadanos de esas dos provincias y así me lo han comunicado. Incluso miembros del Partido Regionalista Cántabro no desean estar separados de Castilla. No me cuadra que se forme esta Autonomía con dos regiones diferentes, algo que no permite el artículo nº 2 de la Constitución Española. Mira, me contestó, se ha hecho así para evitar que el nacionalismo vasco vaya en aumento. ¿Tú crees, le contesté, que dejando al País Vasco rodeado de tres Autonomías uniprovinciales, Cantabria, La Rioja y Navarra se va a frenar el nacionalismo vasco? Quisiera estar equivocado, pero, me parece a mí que esta Autonomía es un error mayúsculo y León y toda la región leonesa lo va a pagar muy caro. Estoy seguro, me contestó, que, concretamente la provincia leonesa va a salir muy beneficiada, tenemos muchos recursos económicos y, gracias a esta Autonomía, el desarrollo de León va a ser impresionante. Lo que ha ocurrido desde entonces es muy parecido a las buenas intenciones del chiste antes relatado.

El año 1999, este Diario de León publicó una Historia de León en fascículos, formando 4 volúmenes. Entre los numerosos datos que contiene se encuentran unos estudios, los mejores que conozco, sobre la economía en la región leonesa. Estos estudios demuestran que, durante siglos, la provincia de León había sido la menos pobre de todas las provincias de las regiones de Castilla la Vieja y de León. Entonces, el dato de calidad de vida no se calculaba por la renta per cápita sino por el número de pobres en las provincias. Pues bien, durante siglos la provincia de León era la que menos pobres tenía de todas las provincias de ambas regiones.

El año 1983, según datos del INE la provincia de León era, con gran diferencia, la provincia de más alto nivel de vida de las nueve provincias de la Comunidad de Castilla y León recientemente creada.

Hoy, 30 años después de la creación de este engendro de Autonomía, “las buenas intenciones” han traído las siguientes consecuencias: más de la mitad de la provincia de Palencia (centro y norte), la provincia de Soria y la provincia de Zamora, exceptuadas las capitales de provincia y alguna otra ciudad, están en unos datos de población del siglo XIX. La provincia de León es, junto con la de Zamora, las que tienen un nivel de renta más bajo de toda la Comunidad y junto con la provincia gallega de Lugo, las tres provincias más pobres de España.

No se comprende que la provincia de León, una de las provincias con más recursos económicos de toda España, ocupe uno de los últimos lugares en calidad de vida. No es comprensible que la provincia de Valladolid, la única provincia de la Comunidad que no tiene un solo embalse de agua, sea la provincia que más agua consuma, que más hectáreas de regadío tenga de todas las provincias, teniendo una superficie territorial similar a la mitad de la provincia leonesa. No es comprensible que la provincia de Valladolid, careciendo de los dos recursos más importantes para un desarrollo económico como son el agua y electricidad, tenga más industria que el resto de las ocho provincias restantes. Sólo encuentro una explicación: la Junta de Castilla y León ha aplicado “las buenas intenciones” del chiste.

En absoluto considero culpables a los ciudadanos de la provincia o de la ciudad de Valladolid. Culpables son los que planificaron y crearon este engendro de Autonomía, culpables son todos aquellos que permitieron la formación de esta Autonomía, culpables son los que ordenan y mandan desde la Junta de Castilla y León, entre ellos, numerosos leoneses. Si los leoneses tuviéramos una mínima parte del valor y del coraje de nuestros antepasados otro gallo nos cantaría. A los políticos no hay que juzgarles por lo que dicen, sino por lo que hacen. Y, por supuesto, a los que han aplicado y siguen aplicando “las mejores intenciones” del chiste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario